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El Consejo y el Parlamento Europeo están deliberando actualmente sobre la propuesta de la Comisión para la renovación del cajero automático de Ucrania. En Bruselas ha habido durante semanas una sensación generalizada de incertidumbre respecto de la forma de abordar la cuestión. Si el texto propuesto por la Comisión no se modifica, se pondría en peligro la sostenibilidad económica de los sectores avícola, de huevos, del azúcar, de los cereales y de la miel de la UE.
Cuando comenzó la guerra en Ucrania, la Comisión decidió liberalizar completamente el comercio con este país para reforzar la economía local contra la agresión rusa. Un situación que parecía temporal se ha alargado a dos años, en los que las exportaciones ucranianas se han disparado, haciendo insostenible la situación de determinados mercados de la UE.
Los agricultores de Rumania, Bulgaria, Polonia, Hungría y Eslovaquia venden actualmente sus productos a precios aproximadamente un 40% inferiores al precio estándar del mercado, suponiendo que puedan venderlos. Lo que inicialmente se consideró una situación tolerable a corto plazo ahora se ha convertido en un tema muy polémico, con miles de granjas enfrentando una amenaza inminente de colapso. Los movimientos de protesta se intensifican en los países vecinos de Ucrania y las razones detrás de ellos son evidentes. Además, el problema ha comenzado a afectar a otros Estados miembros como Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania y Austria, donde los productores de cereales, aves y azúcar están experimentando una presión significativa.
La comunidad agraria de la UE apoya a Ucrania, al igual que el resto de europeos, pero el peso de este apoyo no puede recaer exclusivamente en los productores agrarios, denuncian en una nota de prensa el COPA-COGECA, que representa agricultores, ganaderos y cooperativas de la UE, así como las sectoriales europea de avicultura (AVEC y EUWEP), del azúcar (CEFS), del maíz (CEPM) y de la remolacha (CIBE).
Actualmente, la Comisión propone renovar la liberalización comercial, ofreciendo a los agricultores de la UE la única solución de restringir las importaciones de aves, huevos y azúcar ucranianos a volúmenes promedio para 2022/2023. Sin embargo, son precisamente estos volúmenes los que han contribuido a la difícil situación actual de los productores de la UE. No se prevén restricciones para los cereales y la miel, a pesar de la importante capacidad de producción de Ucrania, lo que deja a estos sectores sujetos a posibles decisiones de la Comisión en casos de «extrema necesidad». Las organizaciones antes mencionadas denuncian que se enfrentan a circunstancias extremas y que lamentablemente, aparte de unos pocos Estados miembros decididos y eurodiputados valientes, parece que el Consejo y el Parlamento Europeo no están dispuestos a tomar medidas.
Sin una perspectiva más estratégica, Europa enfrenta un doble revés: por un lado, las perturbaciones en el mercado interno se intensificarán, mientras que, por el otro, los mercados tradicionales de Ucrania están siendo reemplazados por cereales y productos rusos.
Las decisiones que tomarán la Comisión, los Estados miembros y los miembros del Parlamento Europeo en Bruselas durante los próximos días con respecto a la renovación de las medidas con Ucrania son de suma importancia estratégica y tendrán profundas consecuencias. La comunidad agrícola europea no puede contentarse con meros anuncios. Esperan medidas claras para todos los sectores afectados.