Ante la escasez de tierras, Singapur le apuesta a la carne cultivada

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Un científico analiza muestras de cultivos celulares en Esco Aster, una empresa que fabrica carne cultivada en Singapur. Foto:Chang W. Lee/The New York Times

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Este país ha gastado decenas de millones de dólares para estudiar nuevas formas de producir alimentos.

Fue un momento notable en los canales de la alimentación: una tienda en Singapur comenzó a vender al público carne cultivada en laboratorio en mayo.

Un sábado reciente, los visitantes al establecimiento, Huber’s Butchery, vieron a un chef saltear filetes —3 por ciento de los cuales se generaron a partir de células de pollo y el resto a partir de proteínas vegetales— y servirlos en tostitacos con aguacate, pico de gallo y cilantro.
Parecía y sabía a pollo. Sascha Wenninger, de 39 años, colocó tres paquetes de la carne en su cesta. “Me gusta comer carne y si puedo hacerlo sin crueldad animal, es ideal”, dijo.
Otros no se mostraron tan entusiasmados. “¿Por qué comer algo artificial cuando puedes obtener pollo fresco de la naturaleza?”, dijo Philippe Ritoux, de 58 años.
En los últimos años, Singapur se ha convertido en un centro para este futuro utópico, o algunos dirían distópico. La Ciudad-Estado ha gastado decenas de millones de dólares para estudiar nuevas formas de producir alimentos porque tiene muy poca tierra para cultivar e importa el 90 por ciento de sus alimentos. Ha analizado la agricultura urbana y vertical, ha aprobado insectos para el consumo humano y ha otorgado generosos subsidios a startups de cultivo de carne.
Singapur se convirtió en el primer país en aprobar un producto de “carne cultivada” o cultivada en laboratorio para la venta comercial en el 2020 y desde entonces ha permitido que avancen otros productos futuristas, como un polvo rico en proteínas sintetizado a partir del aire y un menjunje que no requiere células animales para cultivar carne en un laboratorio.
“Antes de Singapur, la carne cultivada era totalmente ciencia ficción”, dijo Josh Tetrick, cofundador de Eat Just, la empresa detrás de la carne cultivada que se vende en Huber’s.
Cualquier éxito que tenga Singapur podría tener importancia global. Pero para muchos expertos, la carne cultivada en laboratorio no ha cumplido su promesa de reemplazar la carne tradicional y frenar el cambio climático al reducir los gases de efecto invernadero que se emiten por la ganadería.
El precio de las bolsas de un cuarto de libra (unos 113 gramos) de carne cultivada en Huber’s —7.20 dólares de Singapur, unos 5.30 dólares— es testimonio de lo costoso que es producirla.
“Existen enormes desafíos de escala entre dónde estamos y hacia dónde debemos llegar, y no está garantizado que esos desafíos de escala se resuelvan”, dijo Tetrick.
En parte debido a ello, el nuevo financiamiento para las startups de carne cultivada en laboratorio se está agotando.
Singapur es un mercado atractivo para otras empresas de carne cultivada. En enero, Aleph Farms, con sede en Rehovot, Israel, obtuvo la aprobación de Israel para vender sus filetes cultivados de corte fino. Ese mismo mes, un rabino certificó que las carnes eran kosher. La revista Time lo describió como con sabor a filete, pero “sin sentimiento de culpa”.
Aleph Farms dijo que está cerca de obtener autorización para vender su carne cultivada en Singapur y está explorando la posibilidad de construir fábricas en Singapur y Tailandia.
Meatable, una empresa holandesa que espera vender productos como salchichas, dumplings y carne de puerco desmenuzada, planea invertir alrededor de 88 millones de dólares en Singapur. Su cofundador, Daan Luining, dijo que Meatable ahora puede producir carne de puerco en cuatro días. Normalmente se requiere ocho meses para criar un cerdo.
Luining fue uno de los investigadores que produjo una hamburguesa en un laboratorio en el 2013 a un costo de 325 mil dólares. Las reseñas no fueron amables: estaba seca y carecía de sabor, con un veredicto comparando el sabor con “un pastel de proteína animal”.
Luining dijo que la gente solía preguntarle si su esfuerzo tenía sentido, pero ahora muchas empresas de todo el mundo están utilizando diferentes tecnologías para lanzar productos al mercado. “Realmente se ha avanzado mucho”, afirmó.