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Un ganadero polaco del municipio de Rzgów, (Łódź) lleva una década pleiteando por una denuncia interpuesta por sus vecinos sobre los olores de su explotación de cerdos. Finalmente, los Tribunales se han posicionado a favor de los vecinos y el ganadero tendrá que pagar más de 23.000 € en indemnizaciones y costas.
Todo empezó cuando este ganadero construyó en 2013, una explotación de cerdos en el antiguo establo que heredó de su padre, en el que ya cría cerdos, vacas y pollos y que había sido de explotación agraria familiar desde generaciones. La nueva instalación es solo de 360 cerdos en ciclo abierto y se construyó con todos los permisos necesarios.
Dos vecinos se quejaron de los olores y denunciaron al ganadero. Uno de ellos ya no vive ahí y el otro, tiene una parcela que no es colindante con la del ganadero. Mientras tanto el ganadero, no solo tendrá que pagar la multa sino que además, tendrá que cumplir una serie de medidas, que ha establecido el Tribunal y que no está recogidas en la normativa polaca, que va a hacer inviable que continúe con la misma. Algunas de estas medidas son:
- Plantar una franja de 5 metros de tuya y ligustro alrededor de su propiedad, lo que dificultará las maniobras con las maquinas.
- Evitar actividades que generen malos olores por las tardes y en los días no laborables.
- Mover estiércol o purines únicamente en días nublados y teniendo en cuenta la dirección del viento.
- Utilizar materiales con poco olor molesto y que causen menores emisiones de sustancias olorosas.
- Desinfectar y lavar frecuentemente la pocilga pero limitando, al mínimo, la cantidad de agua utilizada para lavar las salas del ganado.
El presidente de la Asociación Polaca de Criadores y Productores de Ganado de Carne considera que esta sanción, no solo es lamentable, sino que además, genera un precedente muy peligroso para el conjunto de los sectores ganaderos de Polonia.
Recuerda que cuando hace unos años escuchó que un ganadero en Francia tuvo que pagar a sus vecinos 8.000 euros de indemnización sólo porque no les gustaba el olor de las vacas, no pensaba que viviría para ver el día en que se dictaran sentencias similares en Polonia. Además, destaca que mientras que en Francia frenaron esa locura con normas estatutarias, en Polonia no hay leyes que protejan a los agricultores y ganaderos ni a la producción agraria.