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El cambio climático provocó que los caficultores antioqueños empiecen a ensayar una variedad de café que, se espera, se adapte a tierra caliente, es decir, zonas que están a menos de 1.000 metros sobre el nivel del mar. Así lo reveló Álvaro Jaramillo Guzmán, director del Comité Departamental de Cafeteros de Antioquia, quien en diálogo con EL COLOMBIANO detalló cómo fue el 2024 para los caficultores paisas.
En las últimas semanas se han observado unos precios internacionales del grano por encima de los US$3 la libra, ¿qué está pasando?
“Como diríamos en el argot popular, se han alineado todos los astros, pues además de ese precio en la Bolsa de Nueva York por los lados de US$3,30 la libra, una tasa de cambio también arriba de los $4.000 y hemos tenido un tema de oferta ya que Brasil, que normalmente ha tenido pronósticos del orden de 70 o 75 millones de sacos de café, bajó a 59 millones de sacos de café; Vietnam con pronósticos de 30 millones pasó a 24 millones de sacos de café y Colombia mejoró. Veníamos por el lado de 11 millones de sacos y llegamos a 13,4 millones de sacos de café. Entonces, eso es lo que ha favorecido el precio del café”.
¿Esos valores dan para hablar de una bonanza cafetera?
“Nosotros no hemos hablado de bonanza porque definitivamente el café es de ciclos, incluso muy parecido a lo que es el ciclo del árbol de café de cinco años. Uno siembra un árbol de café y este empieza a producir más o menos a los 18 meses y lleva una producción muy buena hasta los cinco años, y a los cinco años empieza un declive en una curva marginal decreciente. Y más o menos así se nos viene comportando.
Los dos años anteriores, por factores climáticos, fueron muy difíciles. El año pasado uno podría decir que nuestros caficultores salieron a ras con cantidad, pero muchos en el Suroeste tuvieron producciones disminuidas del 30%, el 40% y algunos hasta el 50%, entonces fue un año 2023 donde perdieron plata y algunos perdieron plata en el 2022.
En este 2024 uno diría que se van a recuperar y van a pagar algunas deudas. Eso, los precios altos, tendrían que ser que fueran muy sostenidos en el tiempo para poder llegar a hablar de una bonanza cafetera. Los verdaderos caficultores se mantienen en el tiempo, saben que hay unos años de pérdida, pero que vienen años de desquite y este es un año de desquite”.
Y en este año de desquite, ¿cómo cierra el sector en el departamento?
“Cierra bien. Tenemos unos costos de referencia, son costos promedio, que trabajamos con un grupo significativo de caficultores, de que producir una carga de 125 kilogramos les está valiendo alrededor de $1,5 millones. Si hablamos de que hay precios de $2,8 millones por carga, entonces así están teniendo un margen de más de un millón de pesos en ganancia, y ahí es donde van a tener el desquite significativo”.
¿Cuál es la radiografía actual de la caficultura paisa?
“Estamos hablando de que de los 125 municipios antioqueños 94 son cafeteros. Eso es bien interesante porque casi siempre miramos hacia el Suroeste antioqueño, que es el punto cardinal más importante de la caficultura antioqueña. Pero se nos olvida que Oriente es café, que el Norte, Nordeste son café, al igual que el Occidente. Tenemos 75.000 familias cafeteras, y 117.000 hectáreas de café en el departamento de Antioquia. Con esa composición entonces nos ubicamos como el segundo departamento productor de café en el país. El primero sigue siendo el Huila que está produciendo cerca del 18% de la producción nacional de café.
Antioquia, el segundo productor con el 15%. Estimamos que vamos a tener una producción para este año de más de 14 millones de sacos de café en el país, de los cuales Antioquia va a aportar aproximadamente 2 millones de sacos de 60 kilogramos. Ese es el aporte de Antioquia cafetera y, en el contexto nacional, que venimos jalonando el Producto Interno Bruto, vemos el país con una cosecha estimada de casi $14 billones y de esa cifra Antioquia va a entregar un valor significativo”.
¿Esa radiografía actual si se compara con la de años atrás muestra que hay mas café y más productores?
“Indudablemente muchos menos productores. Yo recuerdo hace casi 10 años que podíamos tener un poco más de 90.000 familias caficultoras. Hoy tenemos 75.000, o sea hemos disminuido el número. También podíamos tener unas 130.000 hectáreas de café, pero no hemos perdido producción porque los caficultores actuales han incrementado la densidad de los cultivos. Entonces no hemos perdido en materia, por ejemplo, de producción y productividad.
Somos unos caficultores mucho más productivos. Lo que ha pasado es en las zonas marginales bajas, es decir, antes llegábamos a producir café hasta en 900 o 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, y esa caficultura se nos ha perdido porque ya el calor impide que los árboles no se expresen bien”.
¿Se está haciendo algo para recuperar esa producción?
“Estamos lanzando con Cenicafé una variedad que vamos a empezar a mirar su comportamiento en zonas bajas y eso nos podría llevar en Antioquia a volver a ofrecer unos árboles de café para zonas bajas y recuperar nueva caficultura en zonas bajas”.
¿Ese piloto dónde se va a ejecutar?
“Lo vamos a ensayar en las zonas bajas de Ciudad Bolívar, que es tal vez el segundo municipio cafetero, uno de los más importantes. Se inicia con una zona baja a 800-900 metros. Ahí vamos a hacer un primer piloto, pero lo podemos ir extendiendo a Santa Fe de Antioquia que tiene una zona baja también significativa. Santa Fe de Antioquia es un gran productor de café. La gente no cree que en Santa Fe de Antioquia sí se tenga café, lo que pasa es que su zona cafetera se recuesta contra los municipios de Caicedo y Giraldo”.
¿Cuánto está produciendo en promedio una hectárea de café en el departamento?
“Una hectárea en café, que también veníamos perdiendo por las circunstancias de ese invierno que traíamos de los años anteriores, volvemos a estar en este momento en cerca de 18 cargas de café por hectárea”.
A principios de diciembre se celebró el Congreso Nacional Cafetero, ¿con qué tareas y objetivos se va a trabajar entonces en 2025 en Antioquia, de cara a lo que se planteó en ese escenario?
“Nos quedaron como siempre unas recomendaciones muy importantes de las distintas comisiones. Tenemos que ver cómo nos va con esas variedades de café resistentes a cambios de clima e investigar en aspectos de sostenibilidad. Nos interesa ver lo que se está haciendo en el país con el tema de una variedad como la robusta, y ver qué resultados se van obteniendo con ella y seguir proyectándonos. Fue un año muy especial para las empresas del gremio. Almacafé dejó unas utilidades de $28.000 millones y anunció que, con aprobación de la junta directiva, va a invertir $10.000 millones en la creación de un fondo rotatorio para fertilización, que lo va a hacer a través de una institución financiera. Lo que fue la fábrica Buencafé, $140.000 millones, esas son utilidades que le entran al Fondo Nacional del Café, y lo que es Procafecol da unos excedentes en materia de regalías del orden de $43.000 millones que le entran al Fondo Nacional”.
