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Las larvas fueron alimentadas por 30 días para luego ser sacrificadas, deshidratadas, trituradas, dando como resultado la harina de insecto
La producción acuícola es un renglón fuerte para la economía del país. Aunque la tilapia ocupa el primer puesto, la cachama no se queda atrás con un nivel de 31.200 toneladas al año, siendo las regiones más productivas los Llanos Orientales, la Orinoquía, Caquetá y Putumayo. Ante su evidente importancia, un investigador de la Universidad Nacional encontró la manera de producir alimento para su crianza a partir de larvas de escarabajos.
Miguel Bonilla Amaya, magíster en Salud y Producción Animal de la Unal, descubrió un gran potencial en las larvas de escarabajo que, además de biodegradar los residuos de icopor a través de su consumo, su tratamiento las lleva a convertirse en buena fuente de alimentación para la cachama blanca, reemplazando la harina de pescado hasta en 100%, que correspondía a 10% del total de la formulación.
“En primer lugar, encontramos varios estudios que reportaron que estas larvas, después de unos retos biológicos, es decir, un sometimiento a ciertas condiciones, pueden biodegradar, consumir y transformar el poliestireno, comúnmente conocido como icopor”, destacó Bonilla.
A partir de ello, evaluaron esa biodegradación en condiciones de laboratorio en la Tenebrio molitor y Zophobas atratus, dos especies de larvas, a partir del suministro de icopor en varias dimensiones, obteniendo resultados positivos tras su mezcla con 75% de salvado de trigo.
Miguel Bonilla Amaya
Una vez obtenido el resultado, Bonilla buscó la manera de establecer una fórmula alimenticia que le ayudará a tener una aplicabilidad en la industria animal, y de esa forma, contribuir con la economía de los productores, reduciendo costos y obteniendo una mayor oferta.
Se sometieron 2,5 kilos de larvas a de cada una de las especies a un tratamiento conformado por 25% de poliestireno y 75% de salvado de trigo durante 30 días, para así obtener volumen de biomasa de los insectos que permitiera la transformación de una materia prima para la formulación e inclusión en la alimentación de los peces. Las larvas fueron sacrificadas, deshidratadas, trituradas, dando como resultado la harina de insecto.
“La harina de larvas de escarabajo demostró que puede reemplazar en 100% la harina de pescado, lo cual es prometedor para la acuicultura, pues dado que las cachamas, que inicialmente pesaban dos gramos, obtuvieron los mismos diez gramos a los 35 días con la dieta que incluía harina de T. molitor y Z. atratus, que las cachamas que fueron alimentadas con la dieta tipo comercial que incluía la harina de pescado”, resaltó Bonilla.
Los avances que representa esta investigación no solo contribuyen a reemplazar la harina de pescado, producto de gran impacto ambiental, sino que además le apuesta a la disminución de los costos que implica su uso para los acuicultores.
“Pudimos apreciar que es posible el reemplazo de la harina de pescado por la elaborada a base de insectos, puesto que los animales se comportaron de manera idéntica a como lo hacen con la formulación comercial tradicional, en la cual tuvieron el crecimiento, el desempeño y la conversión alimenticia propicia para esa etapa de desarrollo”, manifestó el investigador.
Según el portal de la Unal, “se estima que para producir un kilogramo de proteína de larvas de escarabajo se emplea un litro de agua, mientras que para generar un kilogramo de carne de res se usan 25 litros de agua”, lo que no solamente evidencia una reducción sustancial en el uso del recurso hídrico, sino que se vuelve una alternativa innovadora para el sector.
Este proyecto le apuesta a la economía circular, biodegradando un material altamente tóxico para el ecosistema a través del uso de larvas, que son usadas para la creación de alimento para la cría de peces; resultados prometedores para el crecimiento del sector acuícola y del agro regional.
