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El Pleno del Parlamento Europeo votó ayer a favor de rechazar la propuesta de la Comisión Europea del reglamento sobre el uso sostenible de fitosanitarios (conocido como reglamento SUR). Votaron a favor del rechazo 299 europarlamentarios, 207 votaron en contra y 121 se abstuvieron.
Con esta votación, el Parlamento ha rechazado efectivamente la propuesta de la Comisión, presentada en junio de 2022 y ha cerrado su primera lectura. El Consejo todavía tiene que decidir su propia posición sobre la propuesta para determinar si se rechaza definitivamente o se devuelve al Parlamento para una segunda lectura.
El COPA-COGECA, que representa a agricultores y cooperativas de la UE, recuerda que los europarlamentarios han tratado de mejorar la propuesta en las diferentes comisiones, pero que al final, se han dado cuenta que era mejor devolver la propuesta a la propia Comisión. Consideran que toda esta polarización podría haberse evitado y se podrían haber encontrado soluciones sin la obstinación ideológica de unos pocos burócratas.
Señalan que el diálogo estratégico que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, dijo que buscaba, es ahora más crucial que nunca. Las soluciones sólo pueden encontrarse a través del diálogo con los agricultores y sus cooperativas, no imponiendo objetivos desconectados desde arriba y sin aportar soluciones.
AVA-ASAJA recuerda que el reglamento SUR pretendía suprimir, únicamente a los agricultores europeos y sin ofrecer alternativas eficaces, hasta el 65% de las soluciones fitosanitarias empleadas para hacer frente a las plagas y enfermedades de los cultivos.
El informe de impacto realizado por la Universidad de Wageningen -referente mundial en el ámbito agrario- que concluyó que la aprobación del SUR provocaría una pérdida del 20% de la producción vegetal europea y, por tanto, un aumento de los precios de los alimentos para los consumidores.
AVA-ASAJA considera que la clase política por fin da una buena noticia al sector agrario, se pone al lado de sus agricultores y no acacha la cabeza ante el falso pretexto del ecologismo radical que tanto daño está haciendo a los productores y consumidores europeos.